LAS CORTINAS

LAS CORTINAS
en los altares armenios


El uso de cortinas que separan el altar del resto del templo proviene de la costumbre que existía desde el Antiguo Testamento en la que un velo separaba el recinto más sagrado del templo (Sancta Sanctorum o “Santo de los Santos”), es decir, el lugar Santísimo -al que sólo podía acceder el sacerdote-, del resto del templo: “y el velo os servirá como división entre el lugar santo y el lugar santísimo” (Éx. 26, 33). En la Iglesia Armenia, estas cortinas algunas veces tienen un significado penitencial, especialmente durante la Cuaresma. En otras casos, el cierre de las cortinas tiene un sentido práctico: cuando al sacerdote le toca cambiarse determinados atuendos, preparar o limpiar el cáliz, etc.

Durante la Misa
A lo largo de la Misa, el uso de las cortinas va teniendo diversos sentidos, como se explica a continuación:

♦ Al inicio de la Misa, cuando el sacerdote ya ha subido al altar y termina de cantar “I harguí srputián...”, se cierran las cortinas y el sacerdote se dirige al altar de las ofrendas donde prepara y ofrece el pan y el vino. Este primer cierre de cortinas significa, por un lado, la vida oculta de Jesús, es decir, su Nacimiento y su infancia que pasaron ocultos para el mundo, ya que su anonadamiento en la Eucaristía –que empieza a ser preparada en este primer ofertorio– se compara místicamente con su anonadamiento en la Encarnación y Nacimiento; y, por otro lado, significa la muerte y sepultura de Cristo, dado que la Eucaristía es la renovación incruenta del sacrificio de Cristo en la Cruz y por eso es la renovación de su muerte; por eso durante este primer ofertorio –Cristo se ofrece para morir en la Cruz– se entona un canto con melodía triste: el meghetí, al que se puede agregar un dagh; aunque también se estila cantar la primera parte del himno del incienso, que habla del sacrificio eucarístico y cuya melodía es triste. Cuando se abre la cortina, se entona la segunda parte del himno del incienso, de melodía triunfal, mientras se inciensa el altar, el templo y los fieles. Esto representa la resurrección de Cristo y también su vida pública. Toda la parte de la Misa que sigue, que es la Misa de los catecúmenos, significa la vida pública de Cristo.

Cortinas cerradas en un altar armenio.

♦ Si el celebrante es obispo, se cierran las cortinas durante la despedida de los catecúmenos, para que el obispo se quite las insignias pontificales, imitando el anonadamiento de Cristo que marcha a la Pasión. Aquí el cierre tiene un sentido práctico.

♦ Durante la comunión del celebrante y de los diáconos se cierra la cortina blanca o, en su defecto, la roja; el blanco es el color de la Eucaristía. Tal vez este cierre significa recogimiento.

♦ Después de la comunión de los fieles se cierra la cortina roja, mientras se purifica el cáliz y se ordena el altar y el celebrante se pone los ornamentos que se había quitado antes de empezar la Misa de los fieles. Este cierre parece tener sólo un sentido práctico.

En Cuaresma
Durante la Cuaresma se celebra toda la Misa tras la cortina cerrada, lo que significa que el cielo está cerrado para la humanidad pecadora. El domingo de ramos se reabre la cortina, tal vez por la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y también, en consonancia con el rito de apertura de la puerta de la iglesia, porque Jesús abre el cielo para los pecadores que han hecho penitencia. En Cuaresma la cortina suele ser verde, que significaría que durante ella sólo se comen vegetales. También suele ser verde durante la precuaresma, tal vez porque la primera semana es de ayuno recordando el primer ayuno decretado en Armenia por San Gregorio el Iluminador como preparación para el bautismo de la nación, y como aviso del ayuno cuaresmal que se aproxima. El resto del año es rojo oscuro, que significaría que se puede comer carne, salvo miércoles y viernes y otros días de ayuno, aunque esos días no se cambia el color de las cortinas.