MÚSICA SACRA

LA MÚSICA LITÚRGICA ARMENIA

Durante los primeros 100 años de cristianismo en Armenia –siglo IV–, la transmisión de la música se dio únicamente en forma oral, lo que hizo que muchas melodías inevitablemente se fueran alterando y perdiendo con el correr de los años. En este período, la música eclesiástica se manifestaba casi exclusivamente en el canto de los Salmos.

La invención del alfabeto y la traducción de la Biblia, a comienzos del siglo V, implicaron un cambio importante en la música litúrgica. En primer lugar, comenzaron a componerse himnos, naciendo así un nuevo género musical litúrgico: el sharagán (շարական), que gradualmente fue reemplazando al canto de los Salmos. Por otra parte, la escritura alfabética no solamente fortaleció la unidad cultural del pueblo armenio sino que además permitió que pudieran conservarse los textos litúrgicos de aquí en adelante: ya no era necesario transmitirlos en forma oral. En cambio, las melodías de los himnos todavía se seguían transmitiendo de esa manera, ya que aún faltarían varios siglos para que existiera un sistema de escritura musical.

Libro los Salmos. Durante el siglo IV, casi exclusivamente se cantaban salmos.
Este manuscrito data probablemente del siglo VII.

Los primeros sharagán, recopilados entre los siglos V y VII, tenían textos y melodías sencillas, con un estilo mayormente silábico (una nota por sílaba), libres de ritmo musical y casi siempre escritos en prosa. A partir del siglo VII, con la influencia árabe, las melodías fueron adornándose de melismas (varias notas por cada sílaba). En música, se llama "melisma" a la técnica de cambiar la altura musical de una sílaba de la letra de una canción mientras se canta. A partir de entonces, y con un auge hacia los siglos X a XII, la música empezó a complejizarse en este aspecto. Los sharagán dejaron de tener un estilo silábico y pasaron a tener un estilo mucho más melismático.

Paralelamente, hacia el siglo IX, surgió un sistema de escritura musical: el jaz (խազ). Los jaz era signos gráficos que se escribían por encima de un texto y que representaban uno o varios sonidos, sin especificar la altura, como los neumas utilizados en el canto gregoriano. La escritura musical se fue complejizando de tal manera que hacia el siglo XVIII existían cientos de jaz, que indicaban no solamente notas y figuras, sino también diversos tipos de melismas e incluso matices musicales. Esto hizo que fueran pocos los que supieran leer e interpretar este sistema de notación musical, que ya no era tan simple como en sus comienzos.

Texto de un sharagán con notación musical antigua. Hemos puesto en color rojo los jaz,
a fin de que el lector que no conozca nuestro alfabeto pueda distinguirlos fácilmente del texto.

Hacia fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, algunos músicos comenzaron a hacer interpretación de los jaz con el fin de transcribirlos al sistema de notación occidental actual, es decir las partituras con pentagramas, de modo que resultara más accesible la lectura para todo público en general. Uno de los pioneros en esta ardua tarea ha sido Hampartzúm Limonchián (Համբարձում Լիմոնջեան). Ya en el siglo XIX, comienzan a pasarse a partituras centenares de himnos y otros cantos armenios que –hasta ese momento– estaban escritos en la antigua notación musical.

Más tarde, también en el siglo XIX, entra la polifonía a Armenia: se armonizan las melodías y se componen misas para varias voces. Los dos compositores más importantes que hicieron este trabajo fueron Magar Iegmalián (Մակար Եկմալեան) y Gomidás Vartabéd (Կոմիտաս Վարդապետ), que han armonizado los cantos de la Misa y muchos otros himnos, generalmente para 3 ó 4 voces, tal como se cantan hoy en día en las iglesias armenias de todo el mundo. Además del trabajo de armonización, estos dos grandes músicos se dedicaron a estudiar fuertemente la música armenia y a transcribir las melodías, quitándoles muchos elementos no armenios, como ciertos melismas y ritmos que habían sido adoptados por influjo extranjero.

Fragmento de la 3ª misa de Magar Iegmalián, para 4 voces mixtas y órgano. En el 1º pentagrama están las voces femeninas (soprano y contralto), en el 2º las masculinas (tenor y bajo) y en los restantes el acompañamiento de órgano.

Cabe aclarar que Gomidás fue alumno de Iegmalián, y se ha diferenciado por armonizar las melodías con una sonoridad más típicamente armenia y por corregir la acentuación de muchas palabras y frases del texto para que sonaran más acorde al contenido de lo que se expresa. Otro aporte de Gomidás fue el hecho de dar importancia a todas las voces, que alternadamente van llevando la melodía del canto, mientras otras voces a veces van cantando diferentes partes del texto. También es muy destacable el uso del canon en las melodías.

Si bien existen varios autores que han recopilado melodías y han hecho armonizaciones de los cantos litúrgicos, las misas que más se cantan en todas las iglesias armenias del mundo son la de Iegmalián y la de Gomidás. Un tercer autor, en orden de importancia o popularidad, es el maestro Khoren Mekhanejian (Խորէն Մեխանճեան), que aún hoy vive y que en 2017 hizo la reedición de su Misa cantada, lo cual es señal de que la música litúrgica continúa en constante evolución y enriquecimiento a lo largo de los siglos.



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