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5º DOMINGO DE CUARESMA
Ե. Կիրակի Մեծի Պահոց

Modo 4º (ԲԿ)

✝️ Domingo del Juez (Դատաւորի Կիրակի)
El quinto domingo de Cuaresma recibe el nombre de “Domingo del Juez Inicuo” (Անիրաւ Դատաւորի Կիրակի) o simplemente “Domingo del Juez” (Դատաւորի Կիրակի), porque en este día se lee la Parábola del Juez Inicuo (Lc 18, 1-8). Asimismo, en este día también se lee la Parábola del Fariseo y el Publicano (Lc 18, 9-14). Ambas parábolas, relatadas en el capítulo 18 del Evangelio de San Lucas, están mencionadas también en los cánticos del día. Este 5º domingo de Cuaresma es, a su vez, el 28º día de los 40 que tiene este tiempo litúrgico, y puede estar entre el 1º de marzo y el 4 de abril, de acuerdo a cada año según la fecha de la Pascua.


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ENTRADA
Ժամամուտ

Oh Hijo unigénito, Verbo de Dios y Ser inmortal, que aceptaste encarnarte de la santa Madre de Dios y siempre virgen, sin sufrir cambio alguno te hiciste hombre y fuiste crucificado, oh Cristo Dios, con tu muerte pisoteaste a la muerte. Tú que eres uno de la Santa Trinidad, conglorificado con el Padre y el Espíritu Santo, sálvanos.
Միածին Որդի եւ Բանդ Աստուած եւ անմահ էութիւն, որ յանձն առեր մարմնանալ ի սրբուհւոյ Աստուածածնէն եւ ի միշտ Կուսէն, անփոփոխելիդ մարդ եղեալ խաչեցար, Քրիստոս Աստուած, մահուամբ զմահ կոխեցեր, մինդ ի սրբոյ Երրորդութենէն, փառաւորակից ընդ Հօր եւ սրբոյ Հոգւոյն, կեցո' զմեզ:


HIMNO DEL DÍA
Ճաշու շարական
Modo 4º (ԲԿ)

El Señor reinó, se vistió de majestad.
Տէր թագաւորեաց վայելչութիւն զգեցաւ:
Oh Cristo, tú que transmitiste a tu Iglesia el verdadero mandamiento: por tiempo ilimitado, orar siempre a Dios con el espíritu y el pensamiento.
Որ պատուիրան ճշմարտութեան աւանդեցեր եկեղեցւոյ քո Քրիստոս. անսահման ժամանակաւ. աղօթել միշտ առ Աստուած հոգւով եւ մտօք:
Tú que confirmaste la palabra de tu ley con tus obras como ejemplo para nosotros, pasando toda la noche en oración a Dios con nuestra naturaleza según el plan de salvación; ante Ti todo dobla las rodillas.
Որ զբան քո օրինաց հաստատեցեր գործով մեզ օրինակ. հանելով զգիշերն ի գլուխ յաղօթսն Աստուծոյ. բնութեամբ մերով տնօրինաբար. որում կրկնի ծունր ամենայն:
Por lo cual también nosotros te suplicamos, oh Cristo: concédenos en todo tiempo estar ante Ti, con oración pura como la de los ángeles que están en los cielos.
Վասն որոյ եւ մեք պաղատեսցուք առ քեզ Քրիստոս. շնորհեա մեզ յամենայն ժամ լինել քեզ յանդիման. մաքուր աղօթիւք ըստ անմարմնոցն որ յերկինս:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos, amén.
Փառք Հօր եւ Որդւոյ եւ Հոգւոյն սրբոյ. այժմ եւ միշտ եւ յաւիտեանս յաւիտենից. ամէն:
Por las oraciones de la Alumbradora de Dios, tu Madre incorrupta, abre por tu misericordia los ojos espirituales de nuestros corazones para contemplar tu luz, oh Cristo.
Աղաչանօք Աստուածածնին անապական քում ծնողին. զիմանալի աչս սրտից մերոց. բացցես ողորմութեամբ հայել ի լոյս քո Քրիստոս:


TRISAGIO
Երեքսրբեան

Santo Dios, santo y fuerte, santo e inmortal, que resucitaste de entre los muertos, ten piedad de nosotros. (3 veces)
Սուրբ Աստուած, սուրբ եւ հզօր, սուրբ եւ անմահ, որ յարեար ի մեռելոց, ողորմեա մեզ։ (երիցս)


SALMO DEL DÍA
Ճաշու սաղմոս

A ti, Señor, te corresponde un canto de alabanza en Sión, y todos tienen que cumplir sus votos, porque tú escuchas las plegarias. A ti acuden todos los hombres bajo el peso de sus culpas; nuestras faltas nos abruman, pero tú las perdonas. (Sal. 64, 1-3 [2-4])
Քեզ վայելէ օրհնութիւն, Աստուած, ի Սիովն, եւ Քեզ տացին աղօթք յԵրուսաղէմ: Լուր աղօթից իմոց, զի առ Քեզ ամենայն մարմին եկեսցէ: Բանք անօրինաց զօրացան ի վերայ մեր. զամպարշտութիւնս մեր Դու քաւեսցես: (Սաղ. ԿԴ, 1-3 [2-4])


LECTURA
Ընթերցուած

Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Filipenses. (3,1 – 4,9)
Mientras tanto, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me cuesta nada escribir las mismas cosas, y para ustedes es una seguridad. ¡Cuídense de los perros, de los malos obreros y de los falsos circuncisos! Porque los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que ofrecemos un culto inspirado en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, en lugar de poner nuestra confianza en la carne, aunque yo también tengo motivos para poner mi confianza en ella. Si alguien cree que puede confiar en la carne, yo puedo hacerlo con mayor razón: circuncidado al octavo día; de la raza de Israel y de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, un fariseo; por el ardor de mi celo, perseguidor de la Iglesia; y en lo que se refiere a la justicia que procede de la Ley, de una conducta irreprochable.
Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia –la que procede de la Ley– sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos.
Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
[fin de lectura reducida]
Así debemos pensar los que somos maduros; y si en alguna cosa ustedes piensan lo contrario, Dios los iluminará. De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino.
Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado. Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que debería avergonzarlos, y sólo aprecian las cosas de la tierra. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor.
Exhorto a Evodia y a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor. Y a ti, mi fiel compañero, te pido que las ayudes, porque ellas lucharon conmigo en la predicación del Evangelio, junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida.
Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.


ALELUYA
Ալելուիա

¡Aleluya, aleluya!
Ալելուիա, ալելուիա:
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos. Reconozcan que el Señor es Dios. (Salmo 99, 1-2 [1-3a])
Աղաղակեցէք առ Տէր, ամենայն երկիր, ծառայեցէք Տեառն ուրախութեամբ: Մտէք առաջի նորա ցնծութեամբ. ծաներուք, զի նա է Տէր Աստուած մեր: (Սաղ. ՂԹ, 1-2 [1-3a])
¡Aleluya!
Ալելուիա:


EVANGELIO
Աւետարան

Santo Evangelio según Lucas. (17, 20 – 18, 14)
A Nuestro Señor Jesucristo:
Los fariseos le preguntaron cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes».
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: «Está aquí» o «Está allí», pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.
En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada. De dos que estén en un campo, uno será llevado y el otro dejado». Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?». Jesús les respondió: «Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres».
[inicio de lectura reducida]
Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: «En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”».
Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?».
Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: «Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado».


HAGIOLOGÍA
Սրբասացութիւն

Con órdenes angélicos colmaste, oh Dios, a tu santa Iglesia. Miles de miles de arcángeles están delante de Ti, y millares de millares de ángeles te sirven, Señor. Y tuviste a bien aceptar de los hombres alabanzas con mística voz: santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos.
Հրեշտակային կարգաւորութեամբ լցեր Աստուած զքո սուրբ զեկեղեցի: Հազարք հազարաց հրեշտակապետք կան առաջի քո, և բիւրք բիւրոց հրեշտակք պաշտեն զքեզ Տէր: Եւ ի մարդկանէ հաճեցար ընդունել զօրհնութիւնս ձայնիւ խորհրդականաւ, սուրբ, սուրբ, սուրբ, Տէր զօրութեանց: